De nuevo aquí, dispuesta para expresar
la repulsa -y denunciar- por el trato que recibe mi madre por parte
de personalidades pertenecientes a la Agencia Estatal de
Meteorología (AEMET, perteneciente Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente). Estas personas son su
Presidente, actualmente Daniel Cano Villaverde, y el actual Delegado Territorial en
Cantabria, José Luis Arteche. También haré referencia a todo aquél que firmó en el
pasado, firma actualmente y firmará en el futuro las cartas dirigidas a ella por orden del citado Presidente de AEMET, las cuales son, en su gran mayoría, demoledoras, ausentes por completo de eso tan preciado y necesario que llamamos humanitarismo.
Presidente de AEMET: Daniel Cano Villaverde |
María Teresa Siles |
¿Cómo ha tenido
mi madre la desfachatez de ponerse enferma? ¿Cómo ha podido cometer
semejante crimen? Es lo que me pregunto un día tras otro. Oiga
- parecen responder-, es que con la enfermedad, la cronicidad y
la gravedad no se juega, y caerá sobre usted todo el peso de la ley.
¿Qué ley? me pregunto... y la respuesta que me doy es: la que
libremente interpretan todos aquellos personajes con poder,
pertenecientes a organismos administrativos y políticos, que
persiguen una finalidad muy concreta, es decir, particular, porque
que no está orientada ni motivada por el bien del ser humano.
Delegado Territorial de Aemet en Cantabria: José L. Arteche |
Comenté en otro
post que esta resolución recayó en favor de la funcionaria, algo
con lo que seguramente AEMET no contaba, como también dije; y por
ello imagino que se estarán pensando mucho el abrir procedimientos
idénticos contra otros funcionarios en idéntica situación a la de
ella. ¿Y a ella? ¿Se le puede abrir otro expediente por el mismo
motivo? De acuerdo con los escritos que siguen enviando a esta casa,
la amenaza del expediente disciplinario la siguen haciendo; Y de
volver a abrírselo, no alcanzo a entender el motivo que alegaría
AEMET, porque según las consultas que hemos realizado, esa
resolución la absuelve de la acusación desde el pasado y en el
futuro, por la misma causa. Pese a la resolución, que como ven es
muy clara y precisa, no obstante, el Presidente de AEMET, Daniel Cano
Villaverde, ordena y José Luis Arteche obedece: todos los meses se
le continúa quitando el sueldo completo a mi madre, alegando la
Agencia que no tiene justificación para no acudir a su puesto de
trabajo.
Es más, en otro
post demostraré que tal práctica está relacionada con una política
concreta de los Presidentes de la Agencia, con la colaboración de
los Delegados de Cantabria, en la que sistemáticamente se niegan a
admitir cualquier justificación que se les presente,
independientes éstas de su enfermedad, como son moscosos para la
boda de una hija, exploración hospitalaria, permiso por
muerte/enfermedad de un familiar, etc. ¿Justo? Juzguen ustedes.
Me gusta compartir
conocimientos, reflexiones y escritos que puedan arrojar luz de
soluciones a otros, para que estas cosas dejen de producirse, para
que otras personas puedan servirse libremente de mis aportaciones si
lo creen conveniente; para contribuir, en definitiva, a la evolución
y el progreso de una sociedad justa. Una sociedad justa.
Mis padres me
regalaron tres ideas para caminar por el mundo: que la libertad es
una conquista diaria de mi pensamiento, y después vienen todas las
demás; que la honestidad es la principal fuente de problemas del ser
humano, es la gran mártir de nuestro tiempo y que hay que luchar por
ella; y, por último, encontrar a la buena persona que llevo dentro,
sin imponer jamás a otros -ni soportar- condición alguna para
ejercerla. Es difícil esto ¿eh?, dado que estamos encerrados en el
marco de una cultura borracha de convenciones, propagandas,
intenciones, moral, costumbres... ideas, en definitiva, con pocas
oportunidades para evolucionar a la velocidad que exige el
pensamiento libre.
Como soy estudiante
de Historia sé lo que significan las leyes; son límites a nuestras
libertades. Constituyen, únicamente, la garantía de que podamos
ejercer un puñado de libertades encerradas en el marco social en el
que nos toca vivir. Y cuando se intentan cumplir, se convierten en
sucedáneo de garantías, porque están recluidas en las entendederas
del individuo que las aplica, quien a su vez puede estar sujeto a las
exigencias de sus objetivos laborales particulares o de sus
superiores jerárquicos, y a su vez inmerso en las consignas del
marco general de la sociedad. Al final, de aquellas teóricas
garantías, al ciudadano llega muy poco. Lo estamos viendo a diario,
en casi todo el mundo.
Ante una causa de
fuerza mayor como es ésta, estoy comprobando que lo que impone la ley
parece importar muy poco: son los intereses y los criterios de unos
cuantos los que deciden sobre la vida de mi madre.
El expediente
disciplinario es lo más parecido a un juicio, y en vez de dictar
sentencia, resuelve, emite un fallo bien en favor del que lo promueve
o bien del “acusado”. Es vinculante para ambos, no sólo para una
de las partes; en este caso ha desaparecido el motivo que se imputa
-no acudir al puesto de trabajo sin justificación- junto a todos los
argumentos en los que se basó el acusador.
En otro post
publicaré la carta que envió AEMET, con el argumento que ofrece
para justificar el sobreseimiento del expediente disciplinario y así
persistir en su política de actuación... y sin haberla variado un
ápice: es tan intencionado como absurdo.
Desde que mi madre
se derrumbó hace más de diez años, se hace una pregunta
recurrente: ¿dónde está el premio de esta vida? ¿Dónde está el
premio de lo que he hecho hasta ahora? Hoy estoy en disposición de
entender su pregunta y de responderla: su premio soy yo; su premio es
mi lucha por ella, por defenderla e intentar protegerla. Iré hasta
el final.
Helena
(Imágenes WEB: Procedencia en pie de foto; la de Siles es de la web de AEMET: El Observador)
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