No permitiré que este asunto se agote
en el tiempo. Ni dejaré que a nadie de los que han sufrido y están
sufriendo por las actuaciones de AEMET les consuma el olvido. Por eso
regreso a mi cita semanal, otra vez en disposición de traer más
testimonios sobre las actuaciones de Aemet, en una situación que afecta
gravemente a seres humanos; según tengo entendido, son unos seis o
siete funcionarios los que están siendo maltratados por encontrarse
en situación parecida o igual a la de mi madre.
Ya hemos visto hasta dónde es capaz de
llegar AEMET: un hombre ha muerto mientras estaba siendo presionado
salvajemente por la Agencia; ello no les ha hecho frenar sus
actuaciones lo más mínimo; es más, parece que su prepotencia y
soberbia les lleva a ser más osados, para actuar al margen de los
derechos humanos y de todas aquellas consideraciones que
obligatoriamente han de tenerse hacia todo ser humano. Aún hay más:
no aprenden y los que ascienden se suman y parecen regodearse, como
es el caso del Delegado de AEMET en Cantabria, José Luís Arteche.
Hoy voy a publicar una carta suya que se ha recibido en esta casa:
una perla solidaria, que rezuma humanidad y comprensión. (Link a la Carta de Arteche).
Jose Luis Arteche, Delegado Territorial de AEMET en Cantabria |
Esta gente de AEMET actúa ajena a los
valores morales. Una enfermedad -como la de Luis Pizarro y la
de mi madre, no conozco los otros casos- escapa por completo a los
intereses de ambas partes, tanto de los afectados como los de
AEMET, por mucho que se empeñen estos últimos en negarlo. Y la
presión brutal que ejerce la Agencia sobre ellos ha crecido hasta el
punto que estamos viendo, incluido el fatal desenlace de Huelva:
hacen uso de la coerción -me quedo muy corta con el término-, y
del desorden argumental para embrollar; incluso llegan a simular que
no entienden escritos, para desviar la atención y para justificar una
nueva negativa. AEMET lleva a cabo una guerra de desgaste, que no es
legítima porque no hay enemigo al que batir: actúan contra seres
humanos caídos, con la pretensión de eliminarlos de una forma muy
sucia. Una acto de cobardía en toda regla, dado el desequilibrio de
fuerzas.
Para el lector que no lo sepa, AEMET
pertenece al Ministerio español de Agricultura, Alimentación y
Medio Ambiente.
He consultado con otras instituciones,
Delegación del Gobierno, Hacienda, Muface, quienes al tener
conocimiento de la situación de mi madre se han echado las manos a
la cabeza, diciendo -cito textualmente-, “eso no es posible”,
“eso no existe”, “hay un limbo legislativo”, ·vacío legal”,
etc.: o como dijeron en la Delegación, “nosotros nunca hacemos
esto”.
De aquí se pueden observar un par de
cosas, que se me ocurren:
Una: en la Administración, a veces se
sustituye la ley (o su ausencia) por un acuerdo que, en casos como
éste, trataría de no causar un mal mayor. Las leyes no son
perfectas y no siempre son justas; es comprensible actuar del modo
menos dañino, por razones humanitarias o sin solución inmediata. Es
decir, se aporta una solución. Esto lo comprende cualquiera.
Dos: los directivos de AEMET actúan de
forma diferente a los demás organismos, incluso desatendiendo la
ley, por medio de una actuación consciente, meditada y prolongada en
el tiempo. No ofrecen solución, excepto una imposible de realizar.
En definitiva: originan un problema diseñado para eludir la
solución. Esto, sólo lo entienden ellos.
En la carta que firma José Luis
Arteche se ve muy claramente: alude a un documento fechado en 2010,
el cual ha quedado superado y anulado por varios documentos de fecha
posterior, en concreto, el último, la resolución del Expediente
Disciplinario. Esta breve carta de Arteche no se le ha ocurrido a él
solito, viene dictada desde arriba y, él, como tiene mucho apego a
su sillón, obedece ciegamente. Al margen de su grosera y
estrambótica contestación, fijémonos en lo que dice entre
paréntesis: “tendría que haberse incorporado ya”... ¿Ven?
¡Exige un imposible! Y tanto Arteche como la cúpula de AEMET lo
saben. ¿Ven la fecha de la carta? Es posterior a la de la Resolución
del Expediente Disciplinario, que el Delegado conoce porque le hago
llegar una copia todos los meses y con los razonamientos
correspondientes. José Luís Arteche actúa conscientemente, sabe lo
que hace.
Como demostré en otro post, la afirmación de que mi
madre no se ha incorporado a su puesto de trabajo es falsa, siendo testigo de ello el señor Jorge
Arconada, que la recibió en el aeropuerto, y un parte de Urgencias
que lo acredita.
Ahora, supongamos que ella se presenta
en su puesto de trabajo; ¿qué puede pasar? ¿Que habrá que llamar
de nuevo a una ambulancia y vuelta a Urgencias? (ha pasado ya dos
veces). ¿Y al día siguiente, lo mismo, vuelta al puesto de trabajo
y otra vez en ambulancia? ¿Y así todos los días? ¿O quizá en una
de ésas, o desde la primera vez, se podría quedar en el sitio? Si
sucediese esto último, ¿cómo se quedaría usted señor Arteche?
¿Podría vivir con ello después, o prefiere que no se incorpore,
por si acaso...? ¿Su exigencia es un trámite más de esta política
de acoso? Y, además, ¿para qué? ¿Con qué fin habría de hacerlo
mi madre? Con la Resolución, AEMET ha quedado sin respaldo,
desacredita sus argumentos por completo. Saben que lo que piden es un
imposible y utilizan la exigencia como base para justificar sus
asquerosos escritos; quieren dilatar lo más posible este asunto con
el propósito de destruir la voluntad de las víctimas. Señor
Presidente de AEMET: este asunto se les ha desbordado; por eso dicen
ahora tantas tonterías; cuidado, tonterías muy dañinas y muy
peligrosas, que ya le están rebotando.
No insistan más. Dejen ya de
maltratarla. Toda la familia de mi madre en pleno nos oponemos
rotundamente a que acuda a su puesto de trabajo porque la queremos;
y, además, está amparada legalmente. Ofrecer un imposible no
tiene sentido: lo que exige usted, señor Arteche, no conduce a nada
bueno ni para ella ni para usted.
Aunque, como he visto, para AEMET, un
desenlace fatal como el de Luís significa... migajas de pan en el
mar. Para ustedes es más fácil hacer uso de la fuerza que pensar.
¿Para esto se les paga un sueldazo?
Daniel Cano Villaverde, Presidente de AEMET |
En definitiva: presenciamos una
historia orquestada por la cobardía de unos cuantos, en una especie de refriega desigual donde las armas
y el escudo definen la posición de superioridad y control: saborear el poder, su
máxima aspiración. Y no quiere decir que puedan o deban actuar como
lo hacen, ni siquiera que tengan razón, sino que cada uno de ellos
actúa por imperativos que escapan al bien; y forman un núcleo donde
reina un desconocimiento abrumador; casi aterrador, porque estamos en
sus manos.
Señores Daniel Cano Villaverde, José
Luis Arteche y compañía: su falta de Compasión les señala, les
define y les acusa directamente de lo que son.
Helena
(Las fotografías proceden Google Imágenes y están completamente accesibles).
Helena
(Las fotografías proceden Google Imágenes y están completamente accesibles).
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